Toledo es un laberinto de secretos e historia que captura la imaginación de muchas personas. Con torsión calles adoquinadas, puertas únicas y rejas en cada ventana, no es difícil perder la influencia en la realidad. De hecho, la arquitectura antigua, combinada con los ideales modernos y las muchas leyendas que rodean la ciudad, es lo que entra a quienes la visitan. Doménikos Theotokópoulos, también conocido como El Greco, no era inmune a los encantos de Toledo, y sus grandes obras se originan dentro de la inspiración de esta ciudad. Aunque de otro país, El Greco quedó cautivado por el encanto de Toledo, y optó por dedicar su vida a comprender los entresijos de una realidad trasmundana creada por su inexplicable ambiente sobrenatural. El choque de las tres culturas en un lugar, existiendo durante siglos sobre capas de civilizaciones, conduce a una cultura global e indescriptible que se perdería sin él. La mezcla de múltiples realidades en este mundo se demuestra a través de las pinturas de El Greco, que transmiten su mensaje de que todas las reglas tradicionales deben ser rotas para comprender y apreciar completamente el ambiente sobrenatural que es Toledo: por sobreexcitando los sentidos para permitirse de estar perdido y rompiendo las reglas de la historia para entender una realidad trasmundana.
El encanto que vivió El Greco no fue simplemente producido por la historia y la arquitectura de Toledo. También es creado por las personas que residen dentro de la ciudad y las leyendas que han surgido del choque de las tres culturas principales en un solo lugar: esas religiones son los musulmanes, los cristianos y los judíos. La combinación de estas sociedades viviendo en la misma ciudad durante siglos hizo capas, tanto dentro de la tierra misma como dentro de la estructura de su realidad. Estas capas, cuando se experimentan por primera vez, son simplemente abrumadoras; los sentidos se vuelven sobreexcitados, incapaces de comprender exactamente cuál es la cultura general dentro de la ciudad. El Greco quedó hipnotizado por esta comunidad en Toledo, construida a partir del conflicto y la tolerancia al mismo tiempo. Las identidades inmensamente diferentes de las muchas realidades no se perdieron en El Greco, y se inspiró para crear pinturas que demuestran la separación del entorno de Toledo del mundo real. El Greco prosperó en el ambiente sobrenatural de un lugar donde las reglas tradicionales son quebrantadas por una comunidad única, y donde su inspiración fue despertada por la sobreexcitación de los sentidos.
En las obras de artes de El Greco, él juega con el tiempo. Mezcla los tiempos de las personas entre la historia. Nos hace sentir perdidos en el tiempo por las obras en la que vemos personas que no debían estar vivos en ese tiempo. Caballeros con armadura no deben estar en el mismo cuadro que Jesucristo como vemos en una de las obras de arte de El Greco. Tampoco el Gonzalo Ruiz con El Greco. No solo son las obras de arte de El Greco que mezclan el tiempo, pero también la ciudad de Toledo. Toledo es una ciudad atrapada por el tiempo. Sus edificios y estructuras nunca se han modernizado desde los siglos en las que fue fundada. Se puede sentir perdidos en el espacio, pero también en el tiempo. Quizás se sienta un poco confundido viviendo en un siglo en donde existen los teléfonos móviles y coches, pero los edificios son hechos de la piedra que usaron los primeros habitantes de Toledo. Hay estructuras de las tres religiones que puede confundir a las personas de la línea de tiempo porque hubo un tiempo en donde las tres religiones tuvieron que tolerar el uno al otro. El Greco trata de mezclar la realidad con su propia imaginación para crear una realidad trasmundana.
El entierro del conde de Orgaz es un cuadro pintado por El Greco en que nos enseña dos mundos. En la parte superior está demostrado el Cielo, la vida eterna, y en la parte inferior se puede ver el mundo real, o la muerte. En la parte terrenal, vemos pintado el Conde de Orgaz, San Esteban, San Agustín, el hijo del Greco, y a él mismo. El pintó a los personajes y las caras de personas que conocía porque no había una manera de saber quién realmente estuvo en el entierro de Gonzalo Ruiz (1312). En la parte celestial nos pinta a Jesucristo, La Virgen, San Juan Bautista y hasta el Rey de España, Felipe II. La mezcla de estos dos mundos en una sola obra puede confundir al observante por muchas razones. El Greco rompe reglas con esta obra porque nos está sobreexcitando nuestros sentidos. El revuelve dos mundos en su obra. Mezcla las personas que estaban vivos durante el tiempo de Ruiz con las personas que están vivos en su tiempo. El Greco también revuelve los tiempos en su obra llamada El expolio de Cristo. La obra nos muestra a Jesucristo mirando hacia el cielo antes de que lo crucificaran. A su lado izquierdo, vemos a un caballero con armadura puesta. En este siglo, todavía no existía la armadura. Como vemos, Greco ésta jugando con el tiempo y mezclando la realidad con cosas que nunca podían ser. Con estas dos obras, podemos ver que El Greco nos está creando una realidad trasmundana porque es una realidad fuera de este mundo.
El laberinto que es Toledo guarda muchos secretos dentro de su antigua arquitectura y modernismo contrastante que ha sido adaptado a lo largo de siglos. La combinación de las leyendas, la historia perdida y las capas de varias culturas crea una atmósfera de intriga y misterio. Muchos de los que pasan por Toledo, incluido El Greco, se vuelven mistificados por la realidad de la ciudad. Hay un efecto trasmundana, o la percepción de una realidad fuera de este mundo, que ocurre dentro de la ciudad. Es evidente por sus pinturas que El Greco entendió esa percepción, y utilizó la separación de dos mundos que se combinan en uno para reflejar sus sentimientos cuando estaba en Toledo. El mundo natural se representa en su arte como el techo, o el cielo con ángeles, y el mundo de la historia está debajo, con la gente de la tierra y su imaginación. Sus pinturas reflejan la sensación de que los sentidos están sobreexcitados y perdidos dentro de la ciudad; perdido tanto en el sentido del espacio como en el del tiempo. El ambiente cautivó a El Greco y es evidente por su dedicación a Toledo, el lugar que inspiró su arte, que experimentó el mismo sentimiento sobrenatural que todavía existe en la ciudad hoy en día.
En conclusión, El Greco creyó su propia realidad dentro de sus obras de arte y en la ciudad de Toledo para poder entender por completamente el ambiente sobrenatural de Toledo. En la ciudad de las tres culturas, a veces uno se perdía en el tiempo por tener tanta historia alrededor en cada calle de Toledo. El Greco nos mezcla y nos hace sentir perdidos en el tiempo dentro de sus obras en las que vemos convivir con personas de diferentes siglos; sus pinturas demuestran que las reglas deben romperse para apreciar y comprender completamente el ambiente sobrenatural de Toledo. El sentimiento trasmundana fue debido por la sobreexcitación de los sentidos en esta ciudad y en sus obras de arte. Así es como El Greco vio Toledo y usó esto como inspiración para sus pinturas y creencias.